domingo, 5 de marzo de 2017

Cuidado con salir los sábados a la noche
(pueden pasar cosas)

Anoche, en un rincón entre Unquillo y Cabana, unos pocos tuvimos el gusto de escuchar a GEODA (G30D4). Durante los intermedios sonaba Billie Holiday. El ambiente íntimo y la cerveza artesanal tuvieron ciertos efectos. De evocación- imaginación.
Entre los once y quince años pasé los domingos en un departamento opresivo en Guido y Rodriguez Peña. La derecha rancia me rodeaba pero esto que puedo nombrar ahora tenía por ese tiempo ausencia de nombre para mí. Venía como efecto sobre el cuerpo suelto de otras posibilidades. Un perfume ajeno, expulsivo y mortífero me empujaba a la soledad de  una habitación. Había unos ciclos en la televisión: sábados de cine o algo así. Pasaban clásicos  que me transportaban a otro lugar. Puedo decir que vi películas que me acercaron al carozo de un durazno más fácil de tragar (y que dieron textura y distancia a esto que tal vez ahora puedo nombrar) y junto con las películas una música extrema “adoptada”, más de cuerpos dolientes buscando la felicidad. Algo de esto me dice el recuerdo de escenografías fabulosas y danzantes bajo la lluvia, americanos en París, Gigis (de la imaginación bestial de Colette a quien sin saber nada antes había leído con fruición clandestina) desayunos en Tiffanys, alta sociedad con ese comienzo Louis Armstrong. Era pantalla de otra cosa. Había que raspar un poco la superficie para dejar pasar el sonido hasta el fondo y elevar la carne a otros modos de entender (o lo que sea que trabaja los signos en los que una lee y escribe el mundo) pasar sobre el caldo de heroínas románticas y glamorosas al estado de captura final.     
El departamento era de un tío peronista. La mancha quedaba perfectamente disimulada detrás de la lámpara de marfil y los originales de Castagnino. Y mi abuela perdonaba y se complacía con el domicilio regalado. Tenía a un paso el quiosquito de flores.
Esto lo digo ahora. Y desarmo la profundidad del desasosiego. A veces los nombres aplanan. Hacen parecer fáciles y digeribles cosas que no lo son. Hacen héroes y villanos de un plumazo. Y otra vez. Hundir la nariz en el asunto se vuelve cuestión de sobrevivientes.
[Entre los hombres el pensamiento distingue a los sobrevivientes de los vivos.
Toda primavera es un Sobreviviente.
Los pensadores –los sobrevivientes- son quienes experimentan la necesidad de retomar todo de cero para comprender lo que vivieron. Para volver sobre sus huellas y captar así testimonios.
La noética traumátofila: El pensamiento prefiere lo difícil de pensar porque lo más difícil es lo que menos abandona.] P. Quignard.
La paradoja funciona. Éramos más cercanas en origen -mi hermana y yo- a los abuelos inmigrantes pobres. Y en realidad material. Y en amor. Íbamos invitadas de piedra a un show ajeno. La pregunta sobre lo ajeno también funciona e instala paradoja.
[Entonces, el ardid. 
                             Lo erótico de la lectura (o la escritura) es el juego de la imaginación que se convoca en el espacio que hay entre nosotros y nuestro objeto de conocimiento. Los poetas y los novelistas, como los amantes, dan la vida a ese espacio con sus metáforas y subterfugios. Los bordes del espacio son los bordes de las cosas que amamos, cuyas desarmonías hacen que nuestra mente se mueva. Y allí está Eros, un realista nervioso en este campo sentimental, que actúa por amor a la paradoja, es decir, mientras pliega el objeto amado y lo oculta para volverlo un misterio, para hacerlo un punto ciego en el que pueda flotar conocido, desconocido, real y posible, cercano y lejano, deseado y capaz de atraernos.] Anne Carson
Flotaba algo que ligaba en forma de creencia.
Podía sentir eso que venía como dado y no admitía cuestión. Es más fácil dejarse heredar creencias y cubrir el pequeño panteón familiar con flores de la desgracia.
que son tan apropiadas
para el olvido la desestimación.

Desconfío de las creencias excessus-verba
Prefiero todo lo que se dice por medio del aliento (es en primer lugar un adiós)
Igualmente todo lo que se podrá decir en la lengua que se aprenderá a la luz significará primero ese adiós a un reino anterior, sonoro pero no hablante, interno, replegado, secreto, no luminoso, solitario.
(Quignard again)

que puede emerger con un par de acordes una noche de sábado
o cuando sea
propicia la disponibilidad de cada quien.


bonus track: 
https://www.youtube.com/watch?v=6JfKY0K_NQk